Nuestras defensas frente a los virus e infecciones

Nuestro sistema inmunológico está siempre trabajando para mantenernos saludables.  Comprender la manera en la que nuestro propio cuerpo se protege de gérmenes, virus e infecciones, nos ayuda e invita a intentar llevar una vida más saludable. Porque tener una buena salud, es nuestra mejor defensa.

Respecto a esto hay muchos mitos, que es necesario derrumbar ya que no hay ninguna fórmula mágica que nos proteja de ciertos patógenos externos. Uno de ellos por ejemplo, es que el frío enferma. Muchas veces nos ponemos malos cuando llega la época de frío. La pregunta es por qué. 

Estar expuesto a temperaturas mínimas  y pasar frío es lo que necesitas para reforzar tu sistema inmune y ganar energía. Al exponerte al frío, tu cuerpo reacciona y se activan mecanismos como quemar grasa o almacenar energía de manera mucho más efectiva. El frío no es tu enemigo y exponerse a él activa el sistema nervioso, elevando los niveles de noradrenalina, dopamina y betaendorfinas, mejorando la vigilia y la atención.

Si bien es cierto, que cuando hace frío hace que las personas pasen más tiempo en lugares cerrados, lo cual da lugar a la transmisión de gérmenes entre ellos (miembros de la familia, compañeros de trabajo, compañeros de clase, etc). La cercanía con otros es la forma principal de difusión de los virus, independientemente de las temperaturas.

Otro de ellos es que la alergia estacional es un claro ejemplo de debilidad de nuestro sistema inmune. Pues bien, es todo lo contrario. Cualquier alergia estacional, es resultado de una respuesta inmunitaria exagerada que confunde partículas pequeñas del aire con microorganismos perjudiciales. Las alergias son la característica distintiva de un sistema inmunológico muy en estado de alerta, más que débil o deficiente.

Puede ser difícil diferenciar una alergia de un problema de las vías respiratorias superiores, pues comparten muchos de los síntomas, pero la alergia no es contagiosa. La principal diferencia es que una alergia no es provocada por bacterias o virus, y además suele ser estacional (con el tiempo mejora o se quita).

Mientras los gérmenes, virus o bacterias atacan a cientos de miles de nuestras células, nuestro sistema inmunitario está organizando defensas, comunicándose y provocando la muerte rápida de millones, o incluso miles de millones, de estos invasores. Lo que sentimos en este proceso (mocos, fiebre, dolor de garganta, malestar,…), es en realidad el efecto de esta batalla.

Nuestro sistema inmunológico es el sistema biológico más complejo del cuerpo humano, aparte del cerebro. Ahora se habla de él más que nunca, pero hablar más no significa necesariamente que la entendamos mejor.

¿Qué es lo que realmente necesitamos para estar sanos?

No es un sistema inmunológico super fuerte lo que queremos, sino uno equilibrado que mantenga todo bajo control. Una respuesta inmunitaria excesiva es tan mala como una respuesta insuficiente.

Un sistema inmunitario que funciona bien sabe cuántos recursos utilizar para luchar contra cualquier infección. Es por esto, que la idea de fortalecerlos para que sean más agresivos, es ridícula.

Hoy en día, buscamos soluciones fáciles y rápidas, pero la salud depende de cosas “aburridas” que no nos gusta escuchar. Nos estamos refiriendo a hacer ejercicio, llevar una dieta equilibrada y reducir nuestros niveles de estrés. Todos sabemos que estas son cosas buenas y esenciales para nosotros y nuestra salud,  pero no queremos hacerlas.

 

Conclusión

Si quieres mantener tu sistema inmunológico en condiciones, y no dejarte influenciar por los numerosos mitos y “tips” que hay al respecto, deberías:

  • Tener un sueño de calidad

El sueño y la inmunidad están estrechamente ligados, un sueño inadecuado o de mala calidad está relacionado con una mayor propensión a enfermar. 

  • Llevar una dieta equilibrada

Una dieta rica en fibra, frutas, verduras y proteínas garantiza que a nuestro organismo no le falten nutrientes y aporta antioxidantes que controlan la inflamación excesiva. 

  • Hacer ejercicio de forma regular

El ejercicio mixto es la clave. Tanto hacer ejercicio moderado como realizar ejercicio intenso intermitente pueden reforzar nuestro sistema inmune. Los estudios indican que incluso una sola sesión de ejercicio moderado, como caminar a buen paso, montar en bicicleta o correr a media velocidad puede aumentar la eficacia de las vacunas en personas con sistemas inmunitarios debilitados

  • Evitar malos hábitos como el tabaco, alcohol, etc.

Las toxinas que contiene el humo del tabaco  y el alcohol pueden por un lado debilitar nuestra respuesta en la lucha contra las enfermedades, pero también aumentan el riesgo de padecer enfermedades autoinmunes.

 

“No hay mejor medicina, que un sistema inmunológico sano