Alexitimia: el reto de vivir sin poder nombrar lo que se siente
“¿Qué sientes?” puede ser una pregunta sencilla para la mayoría, pero para algunas personas, responderla se convierte en un laberinto sin salida.
Imagina vivir en un mundo donde las emociones se experimentan internamente, pero no hay palabras para nombrarlas ni caminos claros para compartirlas.
Ese es el universo cotidiano de quienes padecen alexitimia, una condición psicológica que impide identificar, comprender y expresar las propias emociones.
No se trata de falta de sentimientos, sino de una desconexión entre lo que se siente y lo que se puede comunicar.
¿Qué es la alexitimia?
El término “alexitimia” proviene del griego: a (sin), lexis (palabra) y thymos (emoción o afecto), y literalmente significa “sin palabras para las emociones”.
Fue acuñado en la década de 1970 por el psiquiatra Peter Sifneos para describir a pacientes que, pese a experimentar sensaciones emocionales, no podían verbalizarlas ni reconocerlas adecuadamente.
La alexitimia no es una enfermedad en sí misma, sino un rasgo psicológico que puede presentarse en diferentes grados.
Algunas personas tienen dificultades leves para identificar sus emociones, mientras que otras pueden vivir completamente desconectadas de su mundo emocional.
Es importante aclarar que no implica una falta de sentimientos, sino una barrera en su reconocimiento y expresión.
Características de la alexitimia
Las personas con alexitimia suelen compartir ciertos rasgos comunes que pueden interferir en su vida cotidiana y en sus relaciones:
Dificultad para identificar las emociones propias y ajenas:
Pueden sentir tensión, tristeza o malestar físico sin saber que están, por ejemplo, ansiosos o enfadados.
Problemas para describir lo que sienten:
A menudo usan descripciones vagas o centradas en lo físico (“me siento raro”, “tengo un nudo en el estómago”), en lugar de nombrar emociones concretas.
Pensamiento concreto o lógico:
Suelen evitar el lenguaje simbólico, poético o emocional, y prefieren comunicarse de forma literal y objetiva.
Escasa vida interior:
Relatan pocas fantasías o sueños y tienen una imaginación limitada, lo que afecta también su creatividad y empatía.
Dificultad en las relaciones interpersonales:
Al no poder compartir sus emociones ni comprender las de otros, las relaciones pueden volverse superficiales o conflictivas.
Causas posibles
La alexitimia puede tener diversos orígenes.
En algunos casos, se considera que existe una base neurológica, relacionada con dificultades en la conexión entre los hemisferios cerebrales, particularmente en las áreas que integran el procesamiento emocional y verbal.
También puede tener causas psicológicas o ambientales. Por ejemplo, personas que crecieron en entornos familiares donde las emociones eran ignoradas, reprimidas o castigadas, pueden desarrollar este patrón como un mecanismo de defensa.
En contextos traumáticos, la desconexión emocional puede ser una forma de protección frente al dolor.
Además, la alexitimia aparece con frecuencia asociada a otras condiciones como:
- Trastornos del espectro autista.
- Depresión.
- Trastorno de estrés postraumático.
- Trastornos psicosomáticos.
- Trastornos de la alimentación.
Impacto en la vida cotidiana
Aunque puede pasar desapercibida por años, la alexitimia puede tener efectos profundos en la calidad de vida.
Las personas que no saben lo que sienten suelen experimentar:
- Confusión interna constante.
- Dificultades para tomar decisiones, puesto que muchas elecciones personales están guiadas por las emociones.
- Problemas de salud física, ya que las emociones reprimidas pueden transformarse en dolores o enfermedades.
- Relaciones deterioradas, debido a la falta de expresión emocional y empatía.
- Sensación de vacío o desconexión de sí mismos.
Muchos no buscan ayuda hasta que aparecen síntomas secundarios como ansiedad, depresión o enfermedades psicosomáticas.
Al no poder expresar lo que les sucede, tampoco logran encontrar alivio con facilidad.
¿Tiene tratamiento?
Sí. Aunque no existe una “cura” definitiva, la alexitimia puede mejorar con ayuda profesional, especialmente a través de psicoterapia.
Algunos enfoques que han mostrado efectividad incluyen:
- Terapia cognitivo-conductual, que trabaja en la identificación de emociones y patrones de pensamiento.
- Terapia centrada en la emoción, que ayuda a las personas a entrar en contacto con lo que sienten.
- Psicoterapia psicodinámica, que explora la historia personal y los bloqueos emocionales inconscientes.
- Mindfulness y técnicas corporales, que conectan el cuerpo con el mundo interno.
El proceso no siempre es rápido, ya que implica reeducar el vínculo entre mente y emoción, pero es posible.
El simple acto de aprender a ponerle nombre a una emoción puede ser profundamente transformador.
La importancia de una sociedad emocionalmente educada
La alexitimia también nos interpela como sociedad. Durante décadas, la cultura ha promovido la idea de que sentir es una debilidad.
Esta represión emocional colectiva contribuye a que muchos adultos no sepan cómo lidiar con sus emociones.
Fomentar una educación emocional desde la infancia, donde se validen los sentimientos y se enseñe a expresarlos con naturalidad, es una de las claves para prevenir patrones de desconexión como la alexitimia.
Conclusión
La alexitimia no es falta de sentimientos, sino la ausencia de palabras para nombrarlos.
Es un silencio emocional que se puede romper con paciencia, comprensión y acompañamiento profesional.
Aprender a sentir y expresar no solo mejora la salud mental, sino que también permite relaciones más genuinas y una vida más plena.
“Sentir es humano. Aprender a expresarlo, es libertad.“